viernes, 20 de noviembre de 2015

Ensayo: “El aprendizaje permanente como instrumento para el desarrollo de las nuevas competencias” por Jean Carlo Durán


“El aprendizaje permanente como instrumento para el desarrollo de las nuevas competencias”

Por: Jean Carlo Durán Andrade


“Nadie aprende lo que no quiere, solo lo memoriza, pero cuando alguien aprende lo que le gusta o quiere, le sirve para la vida. El aprendizaje debe partir de la necesidad, de la demanda, de lo que gusta, y siendo así, se hará con entusiasmo y será útil para el desarrollo futuro en la sociedad.”
Ana María Huanuco, Fundación Telefónica (2013)



Tesis: El aprendizaje para la vida o aprendizaje permanente es un proceso automotivacional, continuo y voluntario que involucra la construcción propia del conocimiento. Una idea innovadora y provocadora que se adquiere y que constituye una realidad que -asumida por cada sujeto- logra contemplar el poderoso valor de ciertos pilares esenciales como lo son la formación, el crecimiento, la empleabilidad y competitividad, todos ellos aunados a la integración social. Por lo tanto, resulta pertinente dar a conocer las múltiples consecuencias que este enfoque o estrategia de enseñanza presenta. Una estrategia que a manera personal debe promoverse y adquirirse próximo a la culminación de la educación formal o tradicional.

El presente ensayo argumentativo, logra contemplar y recopilar desde una óptica contextualizada los diversos puntos de vista tanto positivos como negativos inherentes al proceso de formación permanente, así como pretende establecer los principales fundamentos que logren diagnosticar dicho enfoque como una herramienta esencial para la adquisición de nuevas competencias y la inmersión profesional ante las demandas y desafíos laborales actuales. El objetivo primordial es presentar un análisis entre los puntos clave sobre el tema y la tesis planteada, así como la posición argumental que nos permita acoger o rechazar dicha tesis.
En primer lugar, resulta oportuno valorar que la crisis económica y financiera mundial en la que nos encontramos inmersos, ha presentado entre una de sus muchas consecuencias la de homogeneizar y asignar con nombre y apellido sus múltiples problemáticas a nivel de escala mundial.
Logra vislumbrarse –estrechamente-, una vinculación entre el ámbito educativo, el ámbito económico y el crecimiento junto a la competitividad. Por ende, como una clara ejemplificación de ello, las nuevas tendencias laborales demandan que para que un profesional mantenga su empleabilidad y logre acceder a las múltiples oportunidades, estos deben mejorar constantemente sus conocimientos y adquirir nuevas competencias, usualmente no logradas en la educación inicial, Araneda (2006). Por lo tanto, consideremos por un instante que nunca antes nuestro futuro ha dependido en gran manera de nuestro conocimiento, nuestra capacidad de innovación y adaptación ante la sociedad.
La educación, la formación, la capacitación y el conocimiento, resultan ser los pilares fundamentales  que deben sostener los principios o bases de un futuro profesional, para  que este pueda hacerle frente al mundo de las competencias globalizadas.
Ante las diversas alteraciones de orden político, económico, laboral y social que hemos enfrentado y estarán por manifestarse, surge la necesidad por un cambio de orientación sobre el cual logre determinarse el verdadero sentido o finalidad tanto del aprendizaje como de la  formación educativa del siglo XXI. Esta idea se encuentra íntimamente ligada a concebir la educación dentro de un concepto de amplitud, donde el individuo que recurra al aprendizaje permanente será capaz de manipular su conocimiento, logrando actualizarlo de manera constante y siendo capaz de saber seleccionar lo que considere más útil según  el contexto específico al que se dirija.
De tal manera, se obtendrá como consecuencia de ello un mayor ENTENDER de lo que se aprende, es decir; una TRANSFORMACIÓN y ADAPTACIÓN del propio conocimiento (Esteve citado por Fernández 2006). Por lo tanto, el aprender a  lo largo de la vida ha de convertirse prácticamente en una necesidad cotidiana, justo como lo afirma Zabalza citado por García (2002), al concluir que "hemos convertido la agradable  experiencia de aprender algo nuevo cada día, en un inexcusable principio de supervivencia."
El aprendizaje permanente es una noción que ha surgido con el propósito de establecer que la formación del capital humano trasciende desde la  la educación inicial de corte académico y se extiende a lo largo del ciclo vital del ser humano. Reconoce que el aprendizaje se manifiesta entorno a diversos contextos, sean formales (programas que conducen a títulos o grados), no formales (aprendizaje organizado sin reconocimiento formal) e informales (aprendizaje adquirido a través de la vida cotidiana), Araneda (2006).
Desde la óptica educativa anteriormente propuesta entorno al aprendizaje permanente y en contraposición a la situación educativa actual (formal-tradicional), apoyaré la tesis planteada desde un inicio estableciendo primeramente las principales fortalezas que surgen a favor del aprendizaje permanente y que a criterio personal, contribuyen al proceso de aprendizaje, entre ellas:

    El aprendizaje permanente propone una  mayor apertura entre las múltiples y actuales dimensiones educativas.
    El aprendizaje permanente debe permitir a los involucrados adquirir las competencias básicas de aprendizajes donde se contemple  una nueva alfabetización tecnológica y digital.
    El aprendizaje para la vida logra facilitar la educación básica obligatoria para aquellos que por algún obstáculo o impedimento no lograron gozar de las mismas oportunidades.
    El aprendizaje para la vida permite un acceso abierto y flexible a los niveles superiores de la educación básica, así como una formación continua para todo profesional que requiera reforzar y adquirir nuevas competencias.
    Mediante el aprendizaje permanente se aprende en todo momento y en diversos contextos.

Por otra parte y en contraposición a las fortalezas anteriores, se expondrán seguidamente las debilidades del modelo de aprendizaje permanente, las cuales estarán fundamentadas según el criterio de Barros (2009).

    El aprendizaje permanente no se trata de un sistema cerrado sino abierto.
    Propone una educación de tipo global y no parcializada, por lo tanto no se encuentra dividida por sectores.
    La educación permanente logra restaurar el sistema educativo tradicional con el objetivo de desarrollar nuevas posibilidades de formación, sin embargo sobrepasa las posibilidades de organización que posee un Ministerio Educativo, requiriendo además del apoyo de otros organismos con los que en muchos casos no se cuenta.
    Claramente, la educación permanente debe contribuir a cualquier tipo de desarrollo personal, no obstante, los proyectos formativos y de desarrollo entorno a otros ámbitos, se encuentran relacionados entre sí, por ello dicho desarrollo requiere de una particular atención y planificación.

Ante este panorama, se concluye con que el ámbito productivo actual presenta una introducción progresiva de la tecnología a nivel laboral, provocando variables significativas en las competencias requeridas aunadas a un aumento en el nivel de cualificación como consecuencia para desenvolverse exitosamente ante esta nueva realidad profesional. El conjunto de transformaciones expuestas con anterioridad, nos dejan ver que la educación y la formación deben ser procesos permanentes y continuos, ya que con ello; se logrará disipar las profundas brechas  existentes entre profesionales cualificados y no cualificados. Debemos contemplar que actualmente nos encontramos sumidos dentro de la sociedad del conocimiento y para la cual, prácticamente se nos exige una actualización de competencias de manera dinámica y cambiante en interacción continua entre investigación, innovación y aprendizaje.
El aprendizaje a lo largo de la vida, representa un formidable instrumento que promueve  el cambio personal y social con miras a la cimentación y máximo aprovechamiento del capital humano, por ello, resulta necesario que tanto las organizaciones e instituciones educativas se comprometan y velen por adoptar las medidas necesarias que promuevan y empoderen  a los futuros profesionales a que por su propia cuenta, alimenten de manera constante sus conocimientos mientras avanzan y se desarrollan hacia el mejoramiento y la adquisición de nuevas competencias. Finalmente, recordemos que el aprendizaje a lo largo de la vida ya NO es una opción para nosotros, este representa la forma posible y natural de participar en el progreso continuo y colectivo.


Referencias:
Araneda, H. (2006). Hacia un sistema de aprendizaje a lo largo de la vida: Oportunidad del sistema de certificación de competencias laborales. Serie En Foco, (75). Recuperado de: http://www2.expansiva.cl/media/en_foco/documentos/08062006153532.pdf
Barros, M. E (2009). Educación permanente y de personas adultas. Recuperado de: Fundación Telefónica. (2013). 2O Claves educativas para el 2020. ¿Cómo debería ser la educación del siglo XXI?. Recuperado de: http://www.fundacion.telefonica.com/es/arte_cultura/publicaciones/#
Fernández, M. A. (2006). Metodologías activas para la formación de competencias. Educatio siglo XXI, 24.  Recuperado de: http://revistas.um.es/index.php/educatio/article/view/152
García, C. M. (2002). Los profesores como trabajadores del conocimiento. Certidumbres y desafíos para una formación a lo largo de la vida. Educar, 30, 27-56. Recuperado de: http://www.quadernsdigitals.net/datos_web/hemeroteca/r_73/nr_785/a_10659/10659.pdf





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