Las
competencias laborales del futuro y su impacto en la práctica docente actual.
Como parte de los procesos evolutivos y de globalización que
experimentan los entes económicos y financieros mundiales, estos se visualizan
firmemente hacia un sentido imperante de expansión, desarrollo y en aras de
atender las múltiples demandas globales desde la óptica del control, la calidad
productiva y mercantil. Por ello, surge como resultado que los entornos
laborales actuales requieran a su vez, aumentar en gran medida -tanto en
cantidad como en calidad-, la productividad y respuesta de los recursos humanos
y los perfiles profesionales involucrados. A raíz de las anteriores
circunstancias, ha surgido un debate sobre los mecanismos aplicados por las
instituciones educativas –en este caso de educación superior- para forjar sus
recursos, sus planteamientos de reformas y de organización, así como los métodos
aplicados a la formación y preparación profesional de sus discentes.
Con el propósito de descubrir el ámbito de las competencias profesionales,
se les puede reconocer como todas aquellas cualidades que posee una persona
para asegurar su desempeño efectivo, productivo y como parte de la resolución
de situaciones o problemáticas de su entorno laboral. Asimismo, tales competencias
no dependerán únicamente de situaciones y experiencias que partan del
aprendizaje escolar formal, sino que también pueden derivarse desde la
experiencia del aprendizaje informal y todo lo relacionado al entorno laboral
donde el individuo se desenvuelva, (Serón, 1999).
Por lo tanto, no serán suficientes
los diplomas, títulos o certificaciones adquiridas por un profesional para
calificarle como competente en el ámbito personal o laboral (Manjón & López, 2008). Lo más relevante
aquí no es la vana y segura posesión de determinados conocimientos, sino más
bien el uso y aprovechamiento que éste consiga a través de ellos (Monereo, Sánchez & Suñé, 2012).
Como bien se conoce, el sector industrial global experimenta constantes
cambios y modificaciones como resultado de las oportunidades y posibilidades de
productividad y mercado -de diversa naturaleza- y a gran medida. Reafirmando lo
anterior, Cheng (2007) se refiere propiamente a un proceso de evolución y
modificación del sector económico industrial, el cual ha buscado sustituir la
mano de obra humana tradicional, por mano de obra alternativa tecnológica más
precisa y por ende, más eficaz.
Pero no todo cambio queda evidenciado únicamente
desde el sector productivo e industrial, ya que el mismo Cheng (2007) enfatiza
que tales modificaciones y cambios dentro de los sectores productivos,
mercantiles e industriales, han sido factores determinantes para que los entes
que competen a lo educativo, reestructuren, creen conciencia y valoren la orientación de sus propuestas educativas, el nivel y la
calidad de competencias que los futuros profesionales a su cargo deberían
adquirir. Por ello, tales condiciones han obligado a las instituciones
educativas a replantearse sus propios mecanismos de formación y en definitiva,
se han modificado a su vez, los parámetros para determinar si un individuo
verdaderamente posee un nivel de competencias óptimo.
Al respecto Galán, Jaime & González (2013), denota que un rasgo esencial de las
competencias es su estrecha relación
entre la teoría y práctica y es mediante esta relación que la práctica delimita
la teoría necesaria (pág. 42). Como consecuencia de los planteamientos previos, la demanda inicial de
las instituciones educativas ha sido dar respuesta a cierto grado de competencias establecidas
desde la perspectiva laboral y en estrecha relación a los procesos de
capacitación empresarial y la formación tecnológica educativa (Manjón & López, 2008). No obstante, se han
manifestado cambios significativos en cuanto a las calidades y niveles de
competencias profesionales incorporados a las instituciones formadoras de profesionales
más competentes, integrales y no solo en función a su incorporación a la vida productiva
laboral (Galán, Jaime & González, 2013).
Se vislumbra entonces, una necesidad inmediata por contemplar dentro de
los enfoques educativos contemporáneos y por ende, como parte de los perfiles
profesionales actuales, nuevas orientaciones y concepciones de pensamiento que garanticen
la formación holística del profesional. Al respecto, Gardner (2005) enfatiza la importancia de que los
profesionales del futuro, desarrollen sus cinco tipos de mentes propuestas. Es
decir, que mediante el desarrollo de la mente disciplinada se garantiza el dominio de los conocimientos y
principios básicos dentro de un área particular o específica, adicionalmente
con el desarrollo de la mente creativa se promueve el ingenio, la inventiva y el
descubrimiento. A través de la mente
sintética, interviene el manejo apropiado, generalizado e interdisciplinario de
la información. Por otra parte, con el desarrollo de la mente respetuosa, se
promueve la tolerancia, los valores y además, el respeto a la diversidad de pensamiento.
Finalmente, el mismo Gardner apunta lo importante en el desarrollo de la mente
ética, la cual se enfoca de igual manera hacia la construcción de los valores
sociales, la identidad profesional y laboral.Apoyando lo anterior, Levy y Murnane
(2007), enfatizan la importancia de que los profesionales adquieran la
mayoría de habilidades y competencias requeridas como parte de las necesidades
laborales del presente siglo XXI, las cuales apuntan hacia el pensamiento
crítico, la resolución de problemas, la comunicación efectiva y la
proactividad.
De esta manera, podría determinarse la importancia en la implementación
del currículum por competencias profesionales donde se articulen tanto los
conocimientos globales, profesionales y las experiencias profesionales de
diversa índole y donde se contemplen tanto las necesidades como problemáticas
propias de la “realidad laboral” actual. Tales elementos, de cierta manera
logran identificar los requerimientos hacia los cuales se orientarán los
perfiles laborales actuales y es gracias a esta combinación de factores, los
que permitirán delimitar los estándares relacionados a la formación profesional
y de donde podría además desprenderse la calidad de competencias profesionales integrales o genéricas más requeridas
en la actualidad.
A manera de conclusión, se determina que los contextos y de las
necesidades requeridas para los futuros profesionales del siglo XXI, requieren
de profesionales capaces de aprender continuamente nuevas competencias, además,
resulta indispensable que de igual manera logren "desaprender"
aquellas competencias que eventualmente sean obsoletas. Es decir, que se espera
que los futuros profesionales sean capaces de identificar y manejar la “emergencia” en la adquisición de nuevas
competencias.
Finalmente, se concluye que mediante propuestas académicas orientadas hacia las
competencias profesionales integradas se logran construir modelos educativos que
permitan incorporar las actuales demandas laborales, sin descuidar la formación integral del estudiante en
cuanto al desarrollo humano, profesional y disciplinar. Por ello, la educación basada en competencias
enriquece y retroalimenta significativamente los entornos de aprendizaje
actualizados y de mayor calidad.
Referencias:
Cheng, K. The Postindustrial Workplace
and Challenges to Education. (2007). En Marcelo M. Suarez (Ed.), Learning in
the global era: International perspectives on globalization and education. Los
Angeles, CA: University of California Press. Traducido al español.
Galán, Y. I. J., Jaime, J. H., & González, M. A. (2013).
Competencias profesionales en la educación superior: justificación, evaluación
y análisis.Innovación Educativa, 13(61), 45-65.Recuperado
de: Academic Research Database
Gardner, H. (2005). “La mente
disciplinada” en: Las cinco mentes del futuro: Un ensayo educativo. Barcelona:
Paidós
Herrera Cabezón, A.
T. (2012). Formación de competencias profesionales a través de un trabajo
cooperativo: resultado de la experiencia. REDU. Revista de Docencia Universitaria, 10(1), 291-312.
Recuperado de: Academic Research Database.
Levy,
F. y Murnane, R. (2007). How computerized work and globalization shape human skill
demands. En Marcelo M. Suarez (Ed.), Learning in the global era: International
perspectives on globalization and education. Los Angeles, CA: University of
California Press. Traducido al españo.
Manjón, J. V. G., & López, M. D. C. P. (2008). Espacio
Europeo de Educación Superior: competencias profesionales y empleabilidad. Revista
Iberoamericana de Educación, 46(9), 4. Recuperado de: Academic Research
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Monereo, C., Sánchez-Busqués, S., & Suñé, N. (2012). La
enseñanza auténtica de competencias profesionales. Un proyecto de aprendizaje
recíproco instituto-universidad. Recuperado de: Academic Research
Database.
Serón, A. G. (1999). El enfoque de las competencias
profesionales: Una solución conflictiva a la relación entre formación y empleo. Revista
complutense de educación, 10(1), 335. Recuperado de: Academic Research
Database